La verdadera diversidad: perspectivas, no peinados.
Empecemos este snack 🍿 con una pregunta: ¿creés que tu equipo es diverso porque coleccionaste muchas “figuritas distintas”?
¿Sí? Entonces, cuidado: quizás estés confundiendo peinados con ideas.
Desde Gratia te proponemos mirar más allá de las apariencias y esquivar el mandato de la diversidad cosmética: etnia, sexo, edad, orientación sexual, nacionalidad, forma de vestirse. Este cliché visual puede verse bien en la foto de la web corporativa, pero no necesariamente significa que el equipo sea creativo, talentoso o productivo.
Primera conclusión: la diversidad que motoriza la creatividad y la innovación no se mide en categorías demográficas, sino en la variedad de miradas y experiencias complementarias que enriquecen al equipo.
Por lo tanto, la innovación genuina proviene de la colaboración entre mentes diferentes que se arriesgan a desafiarse y sinergizarse entre ellas.
Qué aburrido: se ven todos iguales. Qué estimulante: piensan todos distinto.
¿Te acordás de esos documentales sobre el Apollo XI, donde en el centro de comando de la NASA estaba lleno de personas con el mismo corte de pelo, camisa y corbata? Hoy nos rasgaríamos las vestiduras diciendo que no había diversidad.
Bueno, esas personas pusieron astronautas en la Luna.
Se veían todas iguales, pero pensaban todas distinto: cada una era experta en cosas tan diversas como paracaídas, medicina, motores, computación, física, psicología y lo que se te ocurra. Sinergia al palo, creatividad al palo.
Si buscás llegar a tu Luna, no mires afuera de las personas, mirá adentro.
Las tres diversidades que vas a necesitar sí o sí.
Ahora, ya con los pies sobre la Tierra, cuando vayas a diseñar un equipo altamente innovador, buscá estas tres características esenciales:
1. Riqueza de perspectivas.
2. Variedad de experiencias.
3. Pensamiento crítico.
La primera es obvia: personas que vean el mismo asunto, pero desde distinto punto de vista, complementario y sinérgico.
La segunda apunta a sumar pasados heterogéneos; es decir, personas que hayan estado en distintos lados del mostrador, industrias o hasta profesiones. Cada una traerá su sesgo que, puesto a jugar con el de las demás, generará cosas nuevas.
Y la tercera, sirve para que todas (ahí sí, todas) puedan cuestionar los supuestos, sugerir ideas superadoras, preguntar lo incómodo y contribuir a soluciones originales.
Si ya armaste un equipo con verdadera diversidad, ¡cuidalo!
Si uniste un equipo de mentes y sensibilidades diferentes, no dejes que se fagociten entre sí; hacelas brillar. Como estamos en un snack, te resumimos cuatro puntos claves:
1. Reconocé y celebrá la singularidad: el cerebro no puede vivir sin el estómago y el corazón no es nada sin el riñón. Cada persona es única y aporta algo único al todo. Ejemplo: si en tu equipo prima una cultura técnica y los técnicos tienden a llevarse los laureles o a “tener razón” en todo, no olvides visibilizar a otros talentos que contribuyen a que las cosas pasen.
2. Generá espacios seguros para el disenso y la proposición: que tu equipo sienta que puede debatir sin miedo a represalias o descalificaciones. Fomentá un ambiente en donde todos se sientan escuchados y respetados, y se ponderen las opiniones. Que haya seguridad psicológica para debatir y proponer. Si sos líder, es tu responsabilidad que esto suceda. Si sos colaborador, pedilo.
3. Incentivá el pensamiento crítico y la mentalidad horizontal: promové el cuestionamiento de los supuestos, la búsqueda de alternativas y la exploración de soluciones no convencionales. Pateá inercias, pinchá egos (empezando por el tuyo), demolé silos, permití la destrucción creativa. Dejá que la gente desafíe y proponga. Tiene que ganar la mejor idea, no quien tiene más jerarquía o grita más fuerte. Eso no va en menoscabo de nadie, sino en beneficio de la misión.
4. Permití los aportes estructurados y continuos: para evitar que las voces más fuertes dominen las conversaciones, implementá herramientas que sistematicen el aporte de ideas. Una dinámica simple puede ser pedir ideas por escrito antes de las reuniones para evitar el sesgo del “el primero que habla” y asegurar que las perspectivas más introvertidas también sean escuchadas.
Cerramos con un comentario sobre la discriminación.
Toda discriminación es injusta. La negativa y la positiva. La única que debería existir es la de la capacidad y el mérito, basada en una igualdad de oportunidades.
¿Tenés que elegir o promover a alguien? Si esa persona es honesta + talentosa + comprometida + trae perspectivas enriquecedoras, ¡dale para adelante, sin importar el “envase”!
No le hagas caso a los mandatos o a los cupos: cada puesto debe llenarse con la persona más adecuada posible. Si resulta que son todas mujeres, todos hombres, todos extraterrestres, o una mezcla, todo bien. En Gratia, por ejemplo, tenemos casi un 90% de mujeres, y varias de ellas son mamás. ¿Y esto es porque lo hicimos adrede? No, se dio porque, en cada selección, consideramos que eran la persona adecuada, y porque, estadísticamente, en Comunicación hay más mujeres que hombres. Como en Ingeniería pasa al revés.
Acordate de que competís y tenés que brindar lo mejor a tus clientes. Por el bien de tu equipo, tu responsabilidad como líder es nutrirlo de las mejores mentes, donde florezcan diferentes maneras de pensar. Sólo así tendrás verdadera diversidad, no ya superficial, sino una que enfrente los desafíos, transforme las diferencias en sinergias y redefina lo que significa innovar.
Al final del día, las mejores ideas nacen del cruce inesperado entre mundos que parecían inconexos.
Gracias por leer este Gratia snack. ¡Ahora andá a crear algo increíble!
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